El Predio Tita, hermoso en su brillo de crecimiento, lució incluso con más fulgor. Porque en la cancha N° 3, de césped sintético, Humberto Maschio y Juan Carlos Rulli, dos referencias insoslayables en el Equipo de José, el primer campeón del mundo para el fútbol argentino, interactuaron con más de 200 juveniles, jugadores de las categorías Novena a Cuarta, y los correspondientes cuerpos técnicos, en una charla con recuerdos y, también, con plena vigencia por las palabras que les brindaron a los chicos que se forman en el Fútbol Amateur de Racing.

Miguel Gomis, Coordinador General del área (lo acompañó Juan Fleita, Coordinador de Juveniles), fue anfitrión del Bocha y el Coco, presentador y, también, moderador de un encuentro que se extendió por más de una hora. Adrián Fernández (miembro de Comisión Directiva, responsable de Fútbol Amateur) y Claudio Velo (también integrante de la CD, con responsabilidad directa en la infraestructura del Predio) también tomaron parte en el acto, en el que el primero de ellos resaltó "el deber que tiene Racing de agradecer y reconocer siempre a quienes lo convirtieron en el Primer Grande".

Hubo, por supuesto, una memoria permanente acerca de detalles y anécdotas de aquel proceso que desembocó el título local de 1966 y en la Copa Libertadores e Intercontinental de 1967 (reconocida luego por la FIFA como Mundial de Clubes). Porque Juan José Pizzuti siempre estuvo presente ("un genio, sabía todo; el mejor técnico que tuve", lo definió Maschio), porque aquella cantera de la Academia fue un espejo de lo que Racing es capaz de generar ("éramos un plantel de 18 ó 19 jugadores, con varios titulares que habían surgido del club, como Cejas, Perfumo, Basile, el Panadero Díaz y el Chango Cárdenas", agregó el Bocha), porque los duelos con Celtic generaron la curiosidad de los pibes del Tita ("un enorme equipo, que le había ganado la final de la Copa de Europa al Inter, campeón en 1964 y 65", rememoraron los dos) y porque se renovó la certeza de aquella formación adelantada a su época, plena de dinámica, con ataque masivo y futbolistas sin posiciones fijas cuando se lanzaban por el gol. "Entre 1966 y 1967 estuvimos 39 partidos invictos en el fútbol local. Esa racha se cortó en un fecha con River y luego arrancamos otra serie de 26 encuentros. O sea que en 57 partidos en la Argentina, sólo tuvimos dos derrotas. Ese equipo era tremendo por su juego, por su coraje y por la unidad que tenía", dijo Maschio, cerebro con su talento y capacidad para dictar los tiempos de esa máquina.

Héroes por siempre, forjadores de una parte relevante de la historia enorme de Racing, Maschio y Rulli fueron mucho más allá. Ante más de dos centenares de jóvenes, desde los pequeños de la Novena hasta los que pronto esperan proyectarse más allá de la Cuarta, guardaron testimonios especiales para la audiencia. "Sólo tenemos agradecimiento por esta invitación, porque nos permite ver el reconocimiento que la gente de Racing guarda con aquellos jugadores, algo que todavía seguimos recibiendo de los hinchas. Venir al Predio nos emociona, ya que podemos ver el crecimiento que ha tenido Racing y cómo trabaja con los chicos. A ellos sólo les podemos decir que el fútbol es hermoso, pero que a la vez exige muchos sacrificios en el camino. Porque hay que luchar sin pausas por el objetivo de llegar a Primera, porque hay que tener conducta para eso y postegar diversiones, algo que no sucede con chicos que eligen otra actividad. Pero siempre hay que intentarlo y no decaer, tener paciencia para esperar la oportunidad y jamás guardarse nada a la hora de esforzarse. Más que un consejo, esto que les digo es la experiencia que nos tocó a nosotros. Estoy seguro de que ustedes también podrán hacerlo si se lo proponen y trabajan para eso", les contó, en primera persona, Coco Rulli.  

Los futbolistas que se desarrollan en el Predio Tita, día a día, ya lo saben. Lo escucharon de quienes pusieron los cimientos de una obra magnífica.

Fotos: Juan Carlos Baldovino