Vidas Racinguistas

“Lo de Diego Milito es científico”

Miércoles 24 de Junio de 2020
Fernando Goldbaum sabe de lo que habla: doctor en bioquímica, encabeza un equipo de 70 personas que avanza en la creación de un antídoto contra el coronavirus. A pocos días de empezar las pruebas clínicas en pacientes, este fana de Racing encontró un reposo para hablar de su otra pasión: “La cabeza de Milito sigue a pleno, como cuando jugaba”. Y destacó el notable cambio institucional en el club: “Blanco cambió la historia negativa de las últimas décadas”.  
“Lo de Diego Milito es científico”
Fernando Goldbaum sabe de urgencias y de paciencia. Doctor en Bioquímica, graduado en la UBA y con perfeccionamiento en el exterior, asumió -junto con un extenso grupo de científicos- la búsqueda de un antídoto contra el coronavirus como una misión sin pausas, con extensas jornadas a tono con una pandemia que ha sacado al mundo de su eje regular. Investigador en el CONICET, en la Universidad de San Martin y en el Instituto Leloir, entre otros centros de prestigio académico, el doctor Goldbaum, como director científico de Inmunova (una compañía de biotecnología, de capitales nacionales, dedicada a la investigación y desarrollo de medicamentos para el tratamiento terapéutico de enfermedades poco frecuentes), tiene el COVID-19 en la mira. Y está muy cerca de acertarle.

Porque, como él mismo se lo cuenta a la web oficial del club, “hemos avanzado en el desarrollo de un suero hiperinmune con la idea de contrarrestar la enfermedad en la fase que los médicos denominan moderada: cuando el paciente está internado y empieza a manifestar síntomas de neumonía. Es decir, cuando está por ingresar en un cuadro crítico”.

La expectativa, ahora, apunta a las primeras semanas de julio porque los resultados ya obtenidos en laboratorio, in vitro, justifican la esperanza de buen suceso en las pruebas previstas para pacientes con coronavirus. En poco más de un mes, entonces, “el ensayo clínico debería probar su eficacia”, sostiene el doctor Goldbaum en esta carrera de largo aliento, con un espíritu fraguado en el aguante, el código genético del hincha de Racing que bien admite modificaciones positivas.

“Los 35 años sin títulos locales nos dieron esa tolerancia especial, el saber esperar que todo cambiara. Y eso por fin llegó. Nosotros lo sabemos bien”, define con precisión y agrega un testimonio reciente, producto de tantas entrevistas concedidas en los últimos días a raíz de la destacada tarea que cumple junto a un conjunto de 70 personas.

“Como dije que me gusta mucho el fútbol, que lo juego y que soy fana de Racing, me preguntaron si desde la ciencia podía explicarse a Racing. Creo que esa mirada refleja nuestro pasado y no nuestra realidad de los últimos seis años: tres títulos, participación permanente en torneos de Conmebol, planteles de gran y un crecimiento institucional notable”, detalla con precisión.

“Ojo, no reniego del apoyo incondicional, algo que he vivido con mi hermano Jorge en aquellos años lejano de la B. Toda esa etapa nos sirvió de aprendizaje para valorar todo esto tan lindo que ahora nos toca disfrutar”, dice quien también guarda pergaminos como segundo zaguero en torneos amateurs en su equipo Kadima. No en vano le dicen “Tota” como reconocimiento a lo que inspiraba Néstor Fabbri. Imposible olvidar la patriada del defensor, en la segunda semifinal contra River, en la Supercopa 1988. Porque fue el acceso a la posterior consagración frente a Cruzeiro y porque sucedió dos días después del nacimiento de Andrés, su primer hijo (Paula completa la descendencia). Y Andrés, con 13 años, se convirtió en compañero de tribuna en la campaña del Apertura 2001, como el 27 de diciembre de 2001, cuando la coronación del paso a paso “me hizo llorar durante 15 minutos en los escalones de la platea de Vélez; fue una descarga tremenda”, evoca, orgulloso de la herencia transmitida.

“El estereotipo marca al científico como un bicho raro, hasta alejado de inquietudes corrientes. Justamente, es una mirada distorsionada. En mi caso, la pasión por el fútbol viene de lejos. Mi tío León Goldbaum, hermano de mi papá, hizo Inferiores como arquero en Boca, jugó dos partidos en Primera y después tuvo una trayectoria de más de 15 años en Chacarita, Los Andes, All Boys… ¿Cómo no me va a gustar el fútbol?”, afirma sin necesidad de más demostraciones empíricas.

Cerebro entrenado a full, el doctor Goldbaum sabe detectar una cabeza puesta en funcionamiento. “Lo de Diego Milito es científico”, comenta cuando se le pregunta a qué futbolista, entre los de Racing, identifica para esos menesteres. “Toda su carrera ha sido así. Porque, aun con un montón de destrezas técnicas, siempre se distinguió por su inteligencia para jugar. Cada tanto engancho su etapa en Inter, llena de éxitos, y me sigo asombrando. Hemos tenido la suerte de su regreso, que fue clave para el cambio que experimentó el club. Porque esa cabeza sigue a pleno ahora como manager”, describe. Y añade a “Claudio Úbeda, por todo lo que significó en el 2001, y a Leo Sigali, por su nivel en estos años y porque el puesto tira, jaaa. También a Lautaro Martínez, porque es un top mundial salido del Predio Tita”, como otros académicos para la galería.

¿Cuál es el secreto para coordinar un equipo multidisciplinario y de dimensiones relevantes para orientarlo rumbo a una meta exigente en extremo? Para el doctor Goldbaum, un central “de meter y mucha disciplina para jugar”, la analogía con el fútbol se replica porque “se trabaja en procura de un logro colectivo, armonizando diferencias, potenciando capacidades individuales para que funcionen como engranajes de una maquinaria mayor, que es lo grupal. Con Linus Spatz, que además de director general de Inmunova, es otro hincha de Racing, estamos orgullosos del compromiso, la dedicación y el talento de todo un equipo que hoy nos pone muy cerca de una terapia consistente contra el coronavirus. Traslado eso a Racing y encuentro un presidente como Víctor Blanco al frente de una gestión que cambió la historia negativa del club y nos dio alegría tras alegría. Y cuando eso se consolida y se convierte en hábito, no queda más que esperar cosas buenas”.
 

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